Hoy en día existen diversos métodos de enseñanza y aprendizaje. Algunos son sistemas modernos desarrollados por profesionales de la educación, asociados con psicólogos. Sin embargo uno de los métodos más antiguos y tal vez más eficaces sigue siendo el uso del canto y la música para enseñar y aprender.
El canto siempre ha sido un elemento importante en la vida del hombre, desde un inicio hemos crecido escuchando canciones de cuna, y sin duda éstas, son también una forma de crear un vínculo entre el bebé y su madre.
Pero en los últimos años, se ha comprobado que uno de los métodos más eficaces en la enseñanza es la musicalización o uso de canciones. Son empleadas para facilitar la comprensión, pero sobretodo en la memorización.
Este método es tan antiguo como la Biblia misma, desde un inicio encontramos expresiones musicales como el “cántico de Moisés” en Éxodo 15, justo después de salir de Egipto.
En la Biblia encontramos diversos cantos, ademas del mencionado en Éxodo 15, aparece un canto de Débora y Barac (Jue. 5), el cántico de Ana (1a Sam. 2:1-10), en 1a Sam. 16 nos dice el libro que David tocaba y ayudaba a calmarse al rey, y por supuesto un libro entero esta enfocado en este tema: Salmos. Tenemos también un libro con este nombre ‘Cantar de los Cantares’ y aún podríamos encontrar otros cantos en la Escritura.
Sin embargo quiero destacar una canto que me parece es muy especial por el momento en que se da y por que sería usado precisamente como método de aprendizaje para las futuras generaciones, y es por eso que lo hace diferente a los demas, y es el que encontramos en Deuteronomio 32.
El contexto nos ubica a unos instantes de que Moisés suba al monte Nebo a morir, ya se le había anunciado previamente que no entraría a la tierra prometida y que Josue sería quien llevaría a cabo esta misión. Pero lo que tal vez resulte más dramático del asunto es que instantes antes de dormir, se le dice a Moisés ese pueblo que esta delante de él, se corrompería en un futuro, que no pasaría tanto tiempo para que volviera a la idolatría.
Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo. Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí? Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos. (Deuteronomio 31:15-18)
Ante tal noticia ¿qué hubiésemos hecho muchos de nosotros, llorar, lamentarnos, rogar al Eterno que no sucediera tal cosa? Moisés sin duda debió haber sentido un gran dolor en su corazón al saber esta noticia momentos antes de su partida.
Pero es aquí donde viene la orden de Dios para dejar una enseñanza al pueblo que perdurara y tratar de evitar lo invitable, para tratar de persuadir tal vez a algunos de tal catástrofe que vendría para la mayoría. La orden de Dios a Moisés fue que les enseñara un cántico.
Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. (Deuteronomio 31:19)
¡Por qué enseñar un cántico cuando le acaba de avisar que el pueblo se corrompería! Por que precisamente el Eterno sabe como funcionamos mejor. Moisés acaba de escribir en un libro la Ley (Dt. 31:9), sin embargo eso no sería garantía de que la leerían y mucho menos la recordaran para obedecerla. Una canción sería más fácil de aprender, enseñar, memorizar y transmitir de generación en generación. Para que un testimonio fuera valido, también debía de estar vigente, y aunque la Ley no ha dejado de serlo (Mt. 5:17), un canto sería algo que el puedo pudiera recordar fácilmente aún en la dispersión y en los lugares donde fuesen arrojados.
Así que antes de pensar en gritar, reprender o llorar a Moisés le dan la última clave para seguir enseñando al pueblo aún después de su partida, y aunque en este caso tendría que ser un canto que no hubiese querido fuera con ese propósito, sin duda era la mejor estrategia de enseñanza y que perduraría de generación en generación.
¡Un canto que pudiera hacer recordar a Israel el volver a su Señor y advertirles también las consecuencias de apartarse de Él!
Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.
Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella. (Deuteronomio 32:44-47)
No tenemos los acordes, el ritmo o tono, así que ya será labor de cada uno de nosotros agregarle esta parte al canto en nuestra mente ¡Y qué maravilloso sería entonces también aprenderlo para seguirle dando el valor que tiene al haber quedado plasmado en la Escritura!
1 Comment
buena informacion